En el año 2015, durante la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, la comunidad internacional se puso de acuerdo y decidió limitar el aumento de la temperatura por debajo de los 2°C en relación con la era preindustrial y hacer todos los esfuerzos para que no supere 1,5°C. Un grupo de científicos climáticos de Naciones Unidas (IPCC) demostró que este último es el límite aceptable para evitar impactos catastróficos que cambiarían el mundo que conocemos.
Pero, para que esto ocurra es necesario reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a la mitad en la próxima década y en lo posible llegar a cero para el año 2050. Se requieren acciones urgentes para disminuir, por ejemplo, el uso del carbón, el petróleo y el gas. A la par deberán potenciarse los desarrollos para fuentes limpias y renovables, como la eólica y la solar.
Lo preocupante es que según un informe de las Naciones Unidas, los esfuerzos del planeta deben multiplicarse por cinco en forma inmediata para limitar el aumento de la temperatura. Si no se cierra la brecha entre la reducción de emisiones que los países proponen y la que es necesaria para estar alineado con 1,5°C de aumento de temperatura, nos enfrentaremos en unos años más a un clima global desconocido y catastrófico.
Esta batalla por el clima debe darse ahora. Es vital la transición de fósiles a energías renovables y poner fin a la deforestación, y mucho más, crear medidas financieras que ayuden en la lucha contra el cambio climático.